Los Ventanales de mi Alma

No iba ni asustada, ni preocupada, ni con timidez o angustia, sólo con curiosidad. Muchas veces había escuchado de los Iriólogos, pero nunca me llamaron tanto la atención, quería ir de curiosa que soy, pero de todas formas lo encontraba pseudochanta, algo así como los “chamanes” que queman casas o lo que cobran un ojo de la cara por decir cosas que todos saben.

Me levanté a las 9:15 de la cama, tenía mucho sueño, pero mi mamá ya estaba lista para irnos, la hora de la consulta era a las 11, y teníamos bastante tiempo por delante. De la nada se hicieron las 10, y partimos casi corriendo a tomar la micro, porque según mi mamá “no deja más cerca”, pero es lo mismo que el metro, sólo que demora más.

Entramos a las 10:28, y la secretaria ni nos miró, tomé una Paula del 2000 y pensaba “puta que está cagá’ la Paulina Urrutia (hoy ministra de cultura, antes actriz buena moza y ‘joven’)”. Miraba algo de moda, y fotos de famosos en diferentes eventos. Mi mamá me miraba y apoyada en la ventana, esperaba más desesperada que yo, que la enfermera dijera mi nombre.

Pasaban los minutos y de mi nombre nada… Llegó una abuelita que venía 15 minutos atrasada, su hora era a las 10:30 pero ella no pudo llegar antes y llegó a las 10:50, nada bueno a mi favor. También llegaban otras señoras de avanzada edad que, al igual que yo, llegaron con muchas horas de anticipación, tanto así, que por error de no se quién, la hora de una de ellas era para el viernes y no para el jueves como la señora pensaba.

En fin, esperaba y esperaba y de la oficina del doctor salió una anciana en silla de ruedas, su cabeza la afirmaban dos señoras que la acompañaban y pensé, “esto debe ser una pérdida de dinero”, ¿cómo no se dan cuenta que la señora ya está mal?, que no por llevara al iriólogo van a darle más años de vida, déjenla descansar y no la saquen a matarse de calor a la pobre. En fin, de algo tendrá que morir la señora.

Volviendo a mi nuevamente, seguí esperando, la Paula ya me había aburrido, hasta que encontré una entrevista sobre el cáncer de mamas, ahí nos entretuvimos con mi mamá sacando las cuentas de qué tan propensas estamos, y ufff!, no querrán saberlo, jajaja.

Mientras estábamos en eso, pasó la señora que iba atrasada, y dije “chuta, tenemos pa’ rato mamá, no vay’ a llegar a hacer el almuerzo”, y seguimos con la entrevista. Pasaron alrededor de 5 minutos y salió la señora atrasada. ¡Por Fin!... “Romina Vidal, pase por favor”.

- Hola, soy Romina Vidal

- Hola Romina, toma asiento… abre los ojos bien grande y 1,2,3 ya está, gracias…

Como diría el Cisarro, “shia si el loco me jacó la foto di una”, y si, tomó su espectacular cámara SONY, enfocó su súper genial lente y tomó una fotografía de mis ojos. Luego conectó un cable a su magnífico MAC y empezó:

- ¿Edad?

- 22

- ¿Peso?

- 70

- ¿Estatura?

- 1.70

- Veamos…

Nunca me había sentido tan, pero tan, pero tan intimidada, sólo con mirar la foto de mis tremendos ojos me dijo todas las patologías de una:

- Veo una cantidad de cosas que me sorprende para una chica de tu edad, estás más enferma que una señora de la tercera edad. De partida tienes Hipotiroidismo, y eso tiene la embarrada en todo tu cuepo, tienes problemas a la garganta, mucosidad constante en las fosas nasales, tienes problemas con tus intestinos, se te cae el pelo y tu piel es demasiado débil, la tienes muy reseca, más aún en la cara y en la espalda.

Sinceramente, me mató. Obviamente usó un lenguaje muy técnico, que al principio no entendía, y cuando vio mi cara de “mi no hablar español”, comenzó a explicarme uno por uno las cosas que tenía. Sólo unos minutos me bastaron para darme cuenta que ese “chantachaman” que vería, era un tipo sorprendente.

Cuando me dijo que estaba casi todo mal en mi por el hipotiroidismo, siguió con los nervios, “constantes punzadas en la zona vaginal y anal, muchas contracciones de músculos que te provocan dolor en la espalda, cabeza y pecho”. ¡Tate’!, si sólo por eso había decidió ir sí o sí. Acababa de comprobar que mi corazón sufre por los nervios.

Seguimos con la charla y poco a poco se fue alivianando, todo lo malo que me decía, lo compensaba con un chiste para que yo no entrara en depresión o no decidiera ahorcarme cuando saliera de la consulta. Me hizo tanto reír que quizás que pensaban las señoras que esperaban fuera de la oficina, si hasta mi madre, que fielmente entró conmigo a la consulta, lloraba de la risa con las tallas del ahora increíble iriólogo.

Sin embargo, me terminó de matar cuando me dijo que si yo estaba pololeando, y cuando la respuesta fue un “si”, me dijo “aaaaaaaaahhhh, pobre cabro ese, si te pide matrimonio dile que sí al tiro, y hazlo firmar un documento que diga SIN DEVOLUCIÓN”… gracias señor don iriólogo.

En fin y a modo de resumen, lo más grave es mi hipotiroidismo, luego vienen los nervios, y para eso, me dio nada más ni nada menos que 7 remedios, naturales eso sí, pero remedios al fin y al cabo (para comprarlos, CUENTA RUT: 16484185-5). Desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche tomando pastillas, pero gracias a ellos, podré vivir más allá de los 30 años.

Y con respecto al médico, que harto buen mozo que lo encontró mi mamá, además era oncólogo, y para tranquilizarme, me dijo que no tenía ni tumores ni cáncer. Y lo volveré a ver en un mes más. Ahora si iré con miedo, ojalá me haya mejorado, y si no… ya saben… me podrán ir a ver al parque del recuerdo, ajajjaja.