.M.u.C.h.A.$.·.G.r.A.c.!.a.$

Fue una de las noticias más importantes para mí, por fin habías abierto los ojos y te habías dado cuenta de los errores que estabas cometiendo. Yo sólo guardé silencio, no emití comentarios, pero la felicidad me irradiaba. Como siempre lo digo - y con mucho ego - “Siempre consigo lo que quiero”, si, así es, conseguí tu libertad y ahora debes ser feliz, quizás no lo eres por razones obvias, y es que hay unos ojitos pequeñitos y almendrados que quieren encontrar la felicidad junto a ti pero no se puede, ya se pasaría de aprovechadora.
Ahora no le temo a lo que venga, a las repercusiones que pueda tener mi comentario, ya lo hice una vez, y por razones mayores tuve que omitirlo. Pero siempre lo seguí sintiendo. Con el tiempo me di cuenta que no fui solo yo quien pensaba así, mucha gente me apoyaba y decía que estabas mal, te lo dijeron a la cara y tu – con los ojos cerrados y oídos sordos – no tomabas en cuenta lo que la gente hacía por ti.
Ya era hora, sólo queda recuperar los años perdidos y hacer feliz al enano chico que tiene que pasar malos ratos con esa gentuza.
Vuelvo a repetir, son sangre de mi sangre, son mis ojos, mi corazón y mi alma, estas cuatro maravillas son mi vida, y si veo que uno de mis amores está mal soy capaz de hacer lo imposible por cada uno de ellos, e incluso más.
Ya me dijeron que no hiciera nada, que los dejara tranquilos, que me preocupara de mi vida, pero ya lo dije, ellos son mi vida, y poco a poco me involucran a mi, a sus otros tíos y a sus abuelos de quienes han aprovechado lo mejor, pero tú, tú te pasaste, te dieron de todo y ¿así le pagas a mi familia?, ¿así le pagas a tu hijo?, no seas aprovechadora, deja de pedir cosas imposibles, ya te dieron una casa, ya te alimentaron, ahora arreglártelas tu sola. Anda y máneales el culo a “tus amigos”, anda a venderte por un copete, pero a mi familia déjala en paz.
Ahora, respirando profundamente, vuelvo a relajarme y a mirar con otros ojos el futuro de mi sobrino y el de los demás. No esperaré a que me pidas disculpas, no esperaré a que me des las gracias, peso sólo espero que cambien las cosas de ahora en adelante.
Aprende a creerme y yo aprenderé a conocerte nuevamente.
Ojalá podamos entendernos, y volver a ser los que una vez fuimos, los “pendejos” buenos para gastar plata, molestosos y que nunca nos callamos. Peleando por sacarnos en cara quien es más flojo que el otro. Pero felices al fin y al cabo.
Te quiero hermano.
Chaito…